SoftBank ha sido durante años mucho más que un simple fondo de inversión. Fundado por el visionario japonés Masayoshi Son, se transformó en un coloso global de inversiones en tecnología, con una visión que apuntaba no sólo a transformar industrias, sino a influir en el rumbo del mundo.
Desde sus inicios, el fondo fue impulsado por un estilo personal marcado por la audacia, el riesgo y una casi mística convicción en el destino de la tecnología para cambiar la humanidad. Su creador es un personaje de contrastes, que supo posicionarse como un actor central en el ecosistema tecnológico global.
Un holding que no se deja encasillar
SoftBank comenzó como un holding japonés con intereses tan diversos como las telecomunicaciones, los servicios financieros y la robótica emocional. A través de subsidiarias como SoftBank Robotics, especializada en el desarrollo de robots capaces de interpretar emociones humanas, SoftBank Energy, con proyectos de energía solar y eólica, y SoftBank Financial Services, se consolidó como un grupo corporativo multisectorial.
Pero lo que realmente lo catapultó al centro del escenario global fue el surgimiento del Vision Fund: el fondo de capital de riesgo más grande jamás levantado en la historia, con 100,000 millones de dólares recaudados en su primera ronda, apoyado principalmente por fondos soberanos de Arabia Saudita y Abu Dhabi. Su capacidad para atraer capital a esa escala redefinió las reglas del juego en el venture capital.
Los orígenes de Masayoshi Son
Masayoshi Son, conocido como “Masa”, nació en 1957 en una isla pobre del sur de Japón, en el seno de una familia coreana discriminada por su origen. En un contexto marcado por el racismo estructural hacia los coreanos en Japón, Masa vivió una infancia difícil, siendo víctima de bullying y exclusión.
Sin embargo, sus padres creyeron desde siempre en su potencial, y le inculcaron una visión de grandeza personal. A los 16 años, viajó solo a Estados Unidos, aprendió inglés por su cuenta, ingresó a la Universidad de Berkeley y se convirtió en millonario antes de graduarse al vender un traductor electrónico a Sharp.
A los 24 años fundó SoftBank, inicialmente como distribuidor de software, demostrando ya una capacidad única para detectar oportunidades invisibles para la mayoría.
Masa no sólo distribuyó software, sino que entendió la necesidad de controlar los canales de difusión y educación del mercado. Lanzó revistas tecnológicas que se convirtieron en éxitos de circulación, y organizó ferias de tecnología que masificaron el interés por la informática.
El IPO de SoftBank en 1994 le permitió financiar una serie de adquisiciones estratégicas como Ziff Davis, editor de PCMag y Mashable, y la feria Comdex, que era un punto de encuentro clave para la industria tecnológica.
En 1996, Masa invirtió 100 millones en Yahoo, cuando la empresa aún no era rentable, y fundó Yahoo Japón, que dominaría el mercado local. Su olfato para identificar el potencial oculto fue validado por estos aciertos que marcaron el inicio de su mito como inversionista visionario.
La apuesta que redefiniría su historia: Alibaba
En el año 2000, Masayoshi Son apostó por una pequeña empresa china de comercio electrónico: Alibaba. Invirtió 20 millones de dólares en una época en la que pocos fuera de China conocían a Jack Ma.
Catorce años después, esa inversión se convertiría en 60,000 millones tras la salida a bolsa de Alibaba, el IPO más grande en la historia de Estados Unidos. Este episodio no solo revitalizó la reputación de Masa tras la caída de la burbuja punto com, sino que cimentó su identidad como uno de los inversionistas más audaces y exitosos de la historia.
Esta inversión sigue siendo considerada la más rentable de todos los tiempos, con un retorno jamás replicado en la industria del venture capital.
La tecnología móvil como visión estratégica
Otra apuesta que reveló su capacidad de anticipación fue su enfoque en el futuro de la tecnología móvil. En 2006 adquirió Vodafone Japón por 7,800 millones de dólares, renombrándola SoftBank Mobile.
Años antes, en 2005, había presentado personalmente a Steve Jobs un boceto de lo que sería el iPhone, solicitándole la exclusiva del dispositivo en Japón. Aunque Apple ya trabajaba en el proyecto, Jobs quedó impresionado por la audacia de Masa.
SoftBank finalmente logró distribuir el iPhone en Japón, un hito que consolidó su presencia en el sector. No todas sus incursiones fueron exitosas: la compra del 70% de Sprint en EE. UU. fue una experiencia amarga, marcada por pérdidas, fricciones operativas y barreras culturales.
La compra de Arm: una jugada clave para el futuro
En 2016, SoftBank compró la empresa británica Arm por 32,000 millones de dólares. Arm era poco conocida fuera del sector especializado, pero sus diseños de chips estaban presentes en la mayoría de los dispositivos móviles.
Masa comprendió que, en un futuro dominado por la inteligencia artificial, los semiconductores serían el nuevo petróleo. Esta adquisición le permitió posicionarse como proveedor estratégico de tecnología avanzada.
Años más tarde, Arm sería uno de los pilares para revertir las pérdidas financieras del Vision Fund y apuntalar una nueva etapa de crecimiento para SoftBank.
El nacimiento del Vision Fund
En 2018, Masayoshi Son lanzó el Vision Fund con una narrativa de largo plazo: invertir en empresas que moldearan los próximos 30 y 300 años. Durante una conferencia para celebrar el 30 aniversario de SoftBank, presentó su visión del futuro, incluyendo escenarios de clonación humana, realidad aumentada con sensaciones físicas y longevidad de 200 años.
Bajo este discurso mesiánico, Son dejó de lado la construcción de empresas propias y optó por financiar un portafolio diverso. El fondo atrajo inversionistas como Apple, Foxconn, Sharp, Daimler y los fondos soberanos de Medio Oriente.
La escala fue inédita: en solo 2.5 años, se invirtieron 100,000 millones en 96 empresas, con cheques promedio de 800 millones. Pero esta velocidad pronto mostraría sus riesgos.
La mecánica del Vision Fund rompió las normas del venture capital tradicional. Se emitieron cheques excesivos a startups aún inmaduras, lo que derivó en inflaciones artificiales de valuación.
El apetito por resultados rápidos y la presión de destacar generaron una cultura donde el crecimiento se priorizaba por encima de la rentabilidad. Se financiaron proyectos como Juicero, un exprimidor de 600 dólares innecesario, y los hornos de pizzas móviles, cuya logística era inviable.
El caso paradigmático fue WeWork, inicialmente exitoso, pero que degeneró en megalomanía con ideas como WeLive y WeGrow, empujadas por la presión de Masa por pensar en grande. La caída fue estrepitosa y dolorosa.
Latinoamérica: un laboratorio de apuestas mixtas
En 2019, SoftBank lanzó el fondo Latin America Fund con 5,000 millones de dólares, una cifra sin precedentes en la región. Empresas como Rappi, Kavak y Madeira recibieron inversiones.
Algunas crecieron rápidamente, pero otras fueron víctimas de la misma inflación de expectativas que en otros mercados. Marcelo Claure, ejecutivo boliviano cercano a Masa, lideró esta etapa. Su salida en 2022 y la creación de su fondo Bicycle marcaron el cierre simbólico de ese ciclo.
En 2021, las inversiones en capital de riesgo en Latinoamérica se dispararon un 294%, pero el entusiasmo se desinfló en 2022 y 2023, cuando las valuaciones se enfrentaron a la realidad de una economía postpandemia más austera.
La caída: pérdidas históricas y el fin de la euforia
En noviembre de 2019, SoftBank reportó su primera pérdida trimestral en 14 años, atribuyéndola a los 8,900 millones de dólares perdidos por Vision Fund. En 2022, las pérdidas se profundizaron, alcanzando los 24,500 millones en un solo trimestre.
El año siguiente, se registró una nueva pérdida de 6,200 millones. La quiebra de WeWork, en la que SoftBank había invertido más de 14,000 millones de dólares, representó una lección amarga. Estas pérdidas evidenciaron que el enfoque basado en tamaño y velocidad no era sostenible.
Muchos criticaron el estilo de Masa como impulsivo, desequilibrado y excesivamente centrado en la intuición personal.
Arm y la apuesta por la inteligencia artificial
En 2023, SoftBank recompró el 25% de Arm que había transferido previamente al Vision Fund, valorado entonces en 16,000 millones de dólares. Poco después, llevó a Arm nuevamente a la bolsa, en una oferta pública exitosa que revitalizó las finanzas del conglomerado.
Este evento marcó un punto de inflexión: Masa declaró públicamente que todas sus inversiones futuras se enfocarían exclusivamente en inteligencia artificial. Renombró esta etapa como su cruzada por la “superinteligencia artificial”, alineando su narrativa mesiánica con una de las tecnologías más prometedoras y discutidas del siglo.
Aunque algunos ven esta postura como oportunista y reactiva, lo cierto es que SoftBank ha recuperado parte de su fuerza financiera y relevancia.
Masayoshi Son ha demostrado una mezcla única de intuición, audacia y grandilocuencia. Su legado se mueve entre la genialidad de detectar tendencias antes que nadie y el descontrol de apostar demasiado rápido y sin filtros.
Hoy, con un SoftBank fortalecido por la inteligencia artificial, el tiempo dirá si estamos ante una nueva etapa de lucidez o el preludio de otra caída. Lo que es seguro es que su influencia ha marcado de manera indeleble el paisaje tecnológico global.

10 mejores prácticas de negocio extraídas del caso SoftBank
- Apuesta por tendencias antes de que se consoliden
Identificar con anticipación los cambios estructurales en tecnología, como lo hizo SoftBank con la informática, el internet, los móviles y la inteligencia artificial, puede posicionarte como líder en sectores emergentes. - Controla los canales clave de distribución y comunicación
Masa no sólo vendía software, sino que creó revistas y ferias tecnológicas para educar al mercado. Entender y dominar el ecosistema alrededor de tu producto puede ser un diferenciador competitivo fundamental. - Diversifica, pero con visión estratégica
El enfoque multisectorial de SoftBank muestra que es posible tener éxito en distintas industrias siempre que exista una lógica clara de inversión y una tesis de valor bien definida. - La audacia es esencial, pero debe ir acompañada de análisis riguroso
Apostar en grande puede traer retornos extraordinarios, como ocurrió con Alibaba, pero el exceso de confianza sin validación operativa, como en WeWork, puede provocar colapsos millonarios. - Construye relaciones con actores clave del ecosistema
La conexión con figuras como Steve Jobs y Jack Ma no sólo elevó el prestigio de Masa, sino que facilitó alianzas estratégicas y acceso a oportunidades únicas. - Ten claro cuándo operar y cuándo invertir
Masayoshi Son evolucionó de creador de empresas a inversionista institucional. Saber cuándo retirarse del rol operativo y asumir el de financista puede escalar tu impacto. - No subestimes el valor de una narrativa poderosa
La capacidad de Masa para contar una historia de “30 y 300 años” y presentar una misión global (como incrementar la felicidad humana mediante tecnología) le permitió atraer inversionistas masivos. - Evita la sobre capitalización temprana en startups
Invertir cantidades excesivas en fases tempranas distorsiona incentivos y puede atraer fundadores sin visión operativa clara. El dinero mal asignado destruye más que construye. - Aprende de tus errores y ajusta el enfoque sin perder impulso
SoftBank reconoció públicamente los errores del Vision Fund y cambió su estrategia, reenfocándose en inteligencia artificial con más análisis y menos velocidad. La capacidad de reconfigurar una visión es clave para la resiliencia empresarial. - No olvides el valor de la infraestructura que apoya tu negocio principal
Invertir en herramientas, medios, tecnologías o canales que fortalecen tu negocio principal, como hizo SoftBank con medios especializados y telecomunicaciones, puede acelerar el crecimiento y blindar la operación.